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jueves, 25 de octubre de 2018

Verter Hierro en los Océanos: ¿Receta para un Desastre o Solución Ambiental? (IV)

Los alentadores resultados del experimento IronEx-I abrieron la puerta a una nueva area de investigación oceanográfica, llevando mas allá de la especulación el concepto de "fertilización de los océanos". Ahora bien, ¿Es posible encontrar una aplicación práctica a esta "fertilización de los océanos"? ¿Es una buena idea hacerlo?

¿Solución de geoingeniería? ¿O apocalipsis oceánico? Las opiniones acerca de la fertilización de los océanos con hierro son variadas, y como suele suceder. los intereses económicos involucrados no ayudan mucho a un debate objetivo. Imagen tomada de aqui.



Si la fertilización de los océanos parece ser tan prometedora para mitigar los efectos de las emisiones de CO2 ¿Por qué no se ha implementado aún a escala global? Lo que ocurre es que los resultados a mediano largo plazo de la fertilización oceánica son aún desconocidos, y podrían terminar causando problemas inesperados (Lawrence, 2002; Buesseler & Boyd, 2003; Schiermeier, 2009; Wallace et al, 2010; Williamson & Bodle, 2016). Algunos investigadores piensan que las consecuencias de la fertilización oceánica pueden, en efecto, ser desastrosas. Por ejemplo, las algas microscópicas del fitoplancton producen sulfuro de dimetilo (CH3SCH3) el cual contribuye a la formación de aerosoles que llevan a la formación de nubes (Gunson et al, 2006). Un aumento súbito en los niveles del CH3SCH3 producido por las algas tiene el potencial de producir efectos imprevistos sobre la distribución de temperaturas y la precipitación. Y hasta la fecha no estamos seguros de que tan grandes pueden ser estos efectos. La actividad del fitoplancton también produce órgano-halogenados y otros compuestos con potencial para deteriorar la capa de ozono (Lawrence, 2002). La fertilización del océano también podría estimular un aumento significativo en la cantidad de óxido nitroso (N2O) Liberado a la atmosfera. El N2O es un gas de invernadero con mayor impacto en la temperatura que aquel causado por el CO2 (Law, 2008). Por otro lado, la eficacia misma de la fertilización oceánica ha sido cuestionada. En algunos estudios de fertilización oceánica la cantidad de materia orgánica incorporada al fondo oceánico era mucho menor de lo esperado (Buesseler & Boyd, 2003; Schiermeier, 2009). En 2008, la Convención sobre Diversidad Biológica decidió que prohibir las actividades de fertilización oceánica hasta que exista una justificación científica, basada en un mejor estado de conocimiento (Secretariat of the Convention on Biological Diversity, 2009).

Y bueno, si incrementamos el crecimiento de las algas en los océanos, esto va a afectar a los organismos que comen algas, y a los que se comen a estos organismos, y a los que se los comen a ellos... y así sucesivamente. Esto puede resultarle interesante si lo suyo es hacer negocio con la comida de mar. Imagen tomada de aquí.
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Para complicar aún más la situación del debate, en años recientes el tema ha despertado el interés de ciertas compañías privadas, ya sea por el interés en adquirir ganancias a través de “bonos de carbono”, o de beneficiarse a través del efecto producido en los recursos pesqueros, a través de la red trófica. En Julio de 2012 la compañía Haida Salmon Restoration Corporation, con base en Vancouver, Canadá, vertió 120 toneladas de hierro en al oeste de las islas Haida Gwaii, en el pacífico canadiense. Con esta actividad se pretendía aprovechar el aumento del fitoplancton para proporcionar condiciones favorables para el salmón. El vertimiento estimuló un gran florecimiento de fitoplancton que se extendió por alrededor de 10000 kilómetros cuadrados (Tolkefson, 2012, Batten & Gowen, 2014). Algunos medios afirmaron que la producción de salmón fue más de cuatro veces mayor que la del año anterior (Zubrin, 2014). Vale la pena resaltar que este vertimiento es por lo menos cinco veces más grande que los experimentos realizados anteriormente, y se realizó haciendo caso omiso de las moratorias internacionales ya mencionadas. Esto desató un fuerte rechazo y controversia tanto en los sectores ambientalistas como en los círculos académicos (Lukacs, 2012; Tolkefson, 2012). Aparte de no haber sido autorizado por el gobierno canadiense, este proyecto carecía de protocolos establecidos de investigación, y los resultados publicados no fueron revisados por pares. Aunque se afirmó en un comienzo que el proyecto contaba con el apoyo de la comunidad indígena Haida, esta rechazó las afirmaciones (Williamson & Bodle, 2016).

 Russ George, el gerente de una compañia llamada Planktos, es el cerebro detrás del proyecto Haida Salmon Restoration. La implementación apresurada de la fertilización con hierro puede terminar causando mas perjuicios que beneficios, no hay conocimiento suficiente para afirmar que la práctica es segura. Imagen tomada de aquí.

Puede que la fertilización de los océanos no llegue nunca a ser utilizada para mitigar las emisiones de CO2, o con propósitos comerciales (Schiermeier, 2009). Sin embargo, los experimentos de fertilización han contribuido en gran medida a mejorar nuestra comprensión de los ciclos biogeoquímicos, abriendo nuevas perspectivas de investigación oceanográfica. Aún hace falta comprender más acerca de los factores que controlan el aporte de polvo transportado por el viento a los océanos (Jickells et al 2005), así como el papel de los animales marinos como movilizadores de hierro, el cual es cada vez más evidente (Nicol et al, 2010; Roman & McCarthy, 2010). La investigación sobre los ciclos biogeoquímicos del Fe y su relación con la productividad primaria y el CO2 continúa, y quedan muchas preguntas por resolver.

Representación gráfica del ciclo de hierro en el océano (Tagliabue et al, 2017)

Con esto termina la serie sobre este  tema controversial, que involucra muchos aspectos de varias disciplinas científicas. Sin duda la discusión acerca de la "fertilización de los océanos" continuará en los años que vienen, mientras que se genera nuevo conocimiento acerca de la química de los océanos y su relación con la atmosfera.

Referencias
  • Batten, S. D., & Gower, J. F. R. 2014. Did the iron fertilization near Haida Gwaii in 2012 affect the pelagic lower trophic level ecosystem?, Journal of Plankton Research, 36(4):925–932.
  • Buesseler, K. O., & Boyd, P. W. 2003. Will Ocean Fertilization Work? Science, 300:67-68.
  • Gunson, J. R., Spall, S. A., Anderson, T. R., Jones, A., & Totterdell, I. J. 2006. Climate sensitivity to ocean dimethylsulphide emissions. Geophysical Research Letters, 33(L07701):1-4
  • Jickells, T. D., An, Z. S., Andersen, K. K. Baker, A. R., Bergametti, G., Brooks, N., Cao, J. J., Boyd, P. W., Duce, R. A., Hunter, K. A., Kawahata, H., Kubilay, N., LaRoche, J., Liss, P. S., Mahowald, N., Prospero, J. M., Ridgwell, A. J., Teen, I., & Torres, R. 2005. Global Iron Connections Between Desert Dust, Ocean Biogeochemistry, and Climate. Science, 308:67-71
  • Law, C. S. 2008. Predicting and monitoring the effects of large-scale ocean iron fertilization on marine trace gas emissions. Marine Ecology Progess Series, 364:283-288.
  • Lawrence, M. G. 2002. Side Effects of Oceanic Iron Fertilization. Science, 297:1993
  • Lukacs, M. 2012. World biggest geoengineering experiment 'violates' UN rules. The Guardian (Londres), Octubre 15, 2012.
  • Nicol, S., Bowie, A., Jarman, S., Lannuzel, D., Meiners, K. M., & Van Der Merwe, P. 2010. Southern Ocean iron fertilization by baleen whales and Antarctic krill. Fish and Fisheries, 11:203-209.
  • Roman, J., & McCarthy, J. J. 2010. The Whale Pump: Marine Mammals Enhance Primary Productivity in a Coastal Basin. PLoS ONE 5(10): e13255. doi:10.1371/journal.pone.0013255.
  • Schiermeier, Q. 2009. Ocean fertilization: dead in the water? Nature 457:520-521.
  • Secretariat of the Convention on Biological Diversity. 2009. Scienti  c Synthesis of the Impacts of
  • Ocean Fertilization on Marine Biodiversity. Montreal, Technical Series No. 45, 53 pages.
  • Tolkefson, J. 2012. Ocean-Fertilization project off Canada sparks furore. Nature, 458-459.
  • Wallace, D. W. R., Law, C. S., Boyd, P. W., Collos, Y., Croot, P., Denman, K., Lam, P. J., Riebesell, U., Takeda, S., & Williamson, P. 2010. Ocean Fertilization.
  • A Scientific Summary for Policy Makers. IOC/UNESCO, Paris (IOC/BRO/2010/2).
  • Williamson, P., & Bodle, R. 2016. Update on Climate Geoengineering in Relation to the Convention on Biological Diversity:Potential Impacts and Regulatory Framework. Technical Series No.84. Secretariat of the Convention on Biological Diversity,
  • Montreal, 158 pages.
  • Zubrin, R. 2014. The Pacific's Salmon Are Back—Thank Human Ingenuity. National Review. New York, Abril 22, 2014.

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